James Holman es conocido como “El Viajero Ciego”, uno de los mayores exploradores de la historia.
Oficial de marina, quedó ciego con 25 años (tras 12 años de servicio); en su condición de militar retirado decide iniciar una serie de viajes en solitario por todo el mundo que luego describiría con enorme detalle en sus libros, con lo que alcanzó gran notoriedad en la sociedad de su época.
Sin duda es una vida curiosa y digna de admiración (quien quiera conocer más, aquí puede leer el artículo en el que encontré esta historia); pero si empiezo este blog hablando de este personaje es porque me da pie lo paradójico y aleccionador que resulta uno de sus comentarios:
A menudo, en lo alto de las cumbres y al atravesar los bosques impenetrables, se me llenaban los ojos de lágrimas. Lo que me emocionaba no era pensar que no podía ver aquello, sino comprender que nunca llegaría a describir con exactitud todos los sentimientos que me invadían ante tanta grandiosidad y belleza.
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Todo lo que nos rodea posee su propia belleza, y cuántas veces la pasamos por alto pese a que en principio disponemos de las capacidades que nos harían apreciarlas. Cualquier rincón de nuestro mundo cotidiano puede ser una sorpresa y un descubrimiento.
Me gustaría compartir aquí lugares descubiertos y sitios por descubrir, tratando de ampliar la visión que en un primer instante nos ofrecen; y animar a que más personas compartan la actitud que se refleja en la frase del "viajero ciego".
